La vista de Linares recostado a media ladera desde el mirador de Santa Catalina es inolvidable. Parece que esté sesteando después del almuerzo, rodeado de las grises piedras de las montañas y del verde intenso de los prados. Y en el azul del cielo, de vez en cuando, se observa el vuelo deslizante de alguna rapaz y del buitre oteando los campos en busca de su alimento.
martes, 13 de diciembre de 2011
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